lunes, 28 de marzo de 2011

VER SI TODO INTENTA ESTABLECERSE COHERENTE

CON una luz incandescente, viluminosa y azarosa, me encoentro (eh aquí) con un sabroso festín fugaz, fugacisimo, efímero, espacialmente descolocado. Tal es la agonía de la incertidumbre, del miedo al cambio brusco, la deseada huída de lo estatico, la tensión masticable de lo incorrecto. Tal es así que las ventanas abiertas dejan entrar más frío, y que la despedida es tan derepente que sucede sin haberlo deseado ni un segundo. ¿Como de otra forma haber podido decirle adios? Haberla no la había, al menos me escudo en ello. Es como intentar contemplar un día móvil sobre un mar quieto. Ojalá pueda dibujarla de colores, y captar su figura en todos los planos, para reconocer sus movimientos uno por uno.
Debería sonarle a música clásica los halagos, deberían sonar a ternura, y volcarse en recíproco como alimento del buen humor. Pero todo es raramente torcido, una incoherencia semántica entre el dictar pasional y la inesperada, siempre inesperada, siempre imprevisible "realidad real".
Pero lo bueno de no cumplir la espectativa es que aún puedes volver a elaborarla. Hasta el fin de circunstancias.




Miguel Angel Gutiérrez Sánchez de la Fuente

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